Julián Tajafuerte Corral, mi hermano, nació el 20 de setiembre de 1948 en la misma casa en la que lo hice yo en la tudelana calle de la Rúa que entonces tenía el nombre de Mariano Sainz. Actualmente esta vivienda es la sede de la Peña La Jota. Por inverosímil que parezca, recuerdo las circunstancias de su nacimiento a pesar de contar solamente tres años de edad. Es una de esas imágenes que se quedan grabadas en la memoria.
A los catorce años comenzó a trabajar en un taller de herrería, después en un tostadero de café y con posterioridad en diversos talleres mecánicos. Se especializó en reparación de maquinaria agrícola.
A los 26 años contrajo matrimonio con Ana Mari y un año más tarde llegó Quique. Para entonces Julián era un experto profesional. Tuvieron que transcurrir nueve años para que la familia se viera incrementada con el nacimiento de dos gemelos. Estos no trajeron su pan bajo el brazo, sino un despido improcedente.
Fue una situación muy delicada. Mi hermano no se arredró. Comenzó a recorrer los pueblos limítrofes reparando in situ tractores, cosechadoras y toda clase de maquinaria agrícola. Poco después se estableció con la apertura de un taller en el barrio de Lourdes, inicialmente para la reparación de tractores y motocultores, posteriormente lo amplió a la reparación de toda clase de vehículos de motor. Le marcharon bien las cosas y contrató algún trabajador. La empresa crecía y los hijos también.
Quique se incorporó al trabajo e Iñaki y Mikel lo hicieron después de sus estudios. Llegó un momento, tenía casi sesenta años, en que cedió el timón al mayor de sus hijos reservándose para él exclusivamente la reparación de motocultores. Comenzó una nueva vida mucho más relajada y hace ocho meses, a los sesenta y dos años, se jubiló definitivamente.
Mi relación con el siempre ha sido muy especial. Éramos solamente dos hermanos y nos hemos querido mucho. Sé que siendo niños yo era su referente, su hermano mayor. Para mí era mi hermanico al que había que cuidar y defender. Yo marché a estudiar y, según sus palabras, esto lo dejó descolocado, me echó mucho de menos. De mayores cada uno hicimos nuestra vida pero sabíamos que nos teníamos el uno al otro para cualquier eventualidad. Cuando éramos jóvenes quizá él me admiró, más tarde yo envidié y admiré su capacidad emprendedora.
Cuando me jubilé, él fue quien más me animó para emprender la aventura de mi investigación familiar en la que estaba muy interesado. Era lector incondicional de todo lo que yo escribía. En ocasiones me preguntaba ¿Qué te ha pasado esta semana que no has escrito nada?
Últimamente nos habíamos acercado todavía más. Salíamos todos los sábados con nuestras esposas en compañía de nuestros amigos. Habíamos iniciado paseos semanales a diversos lugares. Viajamos juntos a Rusia. Estábamos en un momento inmejorable de nuestra relación.
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Julián y yo en nuestro último paseo |
El día 21 del mes pasado nos despedimos después de cenar puesto que nosotros emprendíamos un viaje a Viena y El Tirol al que ellos no quisieron unirse. No he vuelto a verlo con vida. El pasado domingo día 29 de mayo, en Innsbruck, una fatídica llamada de teléfono a las nueve de la noche dinamitó nuestro placer. Julián había fallecido hacía apenas dos horas en un infortunado accidente de tráfico.
El choque frontal con un camión segó su vida y truncó, junto a las nuestras, las de su esposa y sus hijos. Al cabo de los años se ha tomado su revancha: ahora soy yo el descolocado y el que le echa de menos. La diferencia estriba en que mi hermano no retornará con nosotros.
Quique ha sabido estar a la altura de las circunstancias demostrando que el timón está en buenas manos. Ana Mari, destrozada, sacará fuerzas de flaqueza para dedicarlas a sus hijos y nietas. Iñaki y Mikel, como siempre al alimón, arrimarán el hombro para seguir adelante. Nosotros y nuestros hijos estaremos ahí apoyando con todo nuestro cariño.
Afortunadamente el tiempo mitigará nuestra desolación y hará más soportable el vacío en que nos ha sumido este desgraciado suceso.
8 comentarios:
¿Cómo me apena la pérdida de tu hermanico, mi querido amigo Felipe. Recibe mis sinceras condocencias y, en el silencio de la distancia que nos separa, la oración que ahora le dedico por su descanso eterno.
Un fuerte abrazo.
Que cosa tan terrible. Estar de viaje y recibir esta fatal noticia Una gran pérdida sin duda y de manera trágica. Lo siento de corazón y comprndo tus sentimientos. Me uno a tu dolor en la oración.
Un beso
Estimado Felipe:
No había leído de esta tragedia. Aunque tarde recibe mi modesto homenaje a tu querido hermano y a tus inolvidables vivencias con él.
Un abrazo, amigo.
Hola tio soy Eva, llevaba días queriendo leer este homenaje que le has dedicado a tu hermano. Me ha gustado mucho, lo haré llegar a mis padres. Sigue escribiendo seguro que esta muy cerca tuya animandote a que lo hagas. Que curioso!! tus palabras me han hecho plantearme como son las relaciones entre hermanos, las fases por las que pasan, los momentos que se comparten, las distancias. Que verdad es que hay que disfrutar de todo cada segundo. Un abrazo muy fuerte.
hola papá: aunque hemos llorado este delicado momento todos juntos, no he podido evitar derramar unas cuantas lágrimas más al leer tus palabras y sentimientos, esas palabras que has dedicado al "TIO", al "otro yayo". Por suerte, vosotros también nos habeis inculcado, a vuestros hijos, ese especial sentimiento familiar, y quiero recordarte, también a través de esta página, que hemos estado, estamos y estaremos ahora y siempre a vuestro lado, incondicionalmente. Y a tí, mi querido tío, decirte que sigues aquí entre nosotros, cada día.
Siento la pérdida de tu hermano, los hermanos son unas de las personas mas importantes de nuestras vidas, ya que casi compartimos toda nuestra vida con ellos
Aunque tarde mi mas sincera condolencia, de corazón, yo también se lo que es perder una hermana y eso duele mucho, el ha tenido la suerte de tenerte a ti que con tus comedidas palabras nos has dado la oportunidad de conocerle. Saludos.
me ha emocionado tu escrito .mis condoñencias.
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