viernes, 18 de diciembre de 2009

Nieve


Ayer también nevó en Tudela y esto es noticia porque no es cosa frecuente por estos lares.
La nieve nos suscita sentimientos encontrados. Por un lado es cierto que a casi todos nos gusta ver nevar. Bien calentitos, es algo maravilloso ver cuajarse los copos y que todo se cubra de ese manto inmaculado, relajador, que nos hace sentir que estamos respirando una limpieza aséptica hecha exclusivamente para nosotros. Nos hace olvidar ese paisaje gris tardootoñal imperante tras la caída de las últimas hojas y nos da la impresión de que se está preparando el lienzo con el que la todavía lejana primavera pintará la obra de arte natural a que nos tiene acostumbrados todos los años.

Visto así todo parece idílico, maravilloso, emocionante, pero…Todo en esta vida tiene un pero. Si consideramos a las personas que tienen que viajar por necesidad y quedan atrapadas en una carretera, a las que duermen a la intemperie por mayor necesidad, a la señora que se ha caído y se ha roto la pierna, al abuelo ya mayor que tiene que llevar a su nieto al colegio, y si no lo hay tiene que aguantarlo todo el día en casa, etc. etc. etc. nos daremos cuenta de que no todo es tan maravilloso como a simple vista nos había parecido.
Y es que todas las cosas tienen algo a favor y algo en contra. Lo que a unos les parece algo extraordinario a otros les cae como a un Santo Cristo dos pistolas. Hay quienes ven el vaso medio lleno y otros lo ven medio vacío. Por otra parte si no padeciéramos las cosas desagradables nunca podríamos apreciar lo agradables que son otras. También las rosas tienen espinas.
Disfrutemos pues de los placeres que nos otorga la vida mientras duran y suframos con resignación y paciencia los sinsabores que llevan implícitos.
Bueno, ya he disgregado sobre un asunto que poco tiene que ver con lo que habitualmente escribo en el blog. Pero como me apetecía y lo he hecho me siento a gusto conmigo mismo. De eso se trata. Hasta otra.

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