domingo, 14 de febrero de 2010

Carnestolendas


Ya ha pasado la vorágine del carnaval. El de nuestra ciudad es un carnaval algo anodino y copia de casi todos los que se celebran actualmente. El chupinazo, el toro de fuego y unos desfiles más o menos vistosos  encaminados principalmente al disfrute de los niños. Los jóvenes los han convertido en una fiesta de disfraces, acompañada de una cena y noche discotequera. Para los que nacimos en la posguerra pasan sin pena ni gloria y el mayor atractivo consiste en ver a nuestros nietos y algunos más lanzados participar en los desfiles carnavalescos.


Cualquier parecido con lo que nos cuentan eran los de antaño es pura coincidencia. Y no lo digo con nostalgia o añoranza del pasado puesto que en este tema que nos ocupa para nuestra generación no existe tal pasado. Cuarenta años de prohibición por la dictadura franquista son una losa difícil de levantar. Simplemente constato que son otra cosa y así debe de ser puesto que las formas de divertirse son totalmente distintas.


El  popular Cipotero no realiza ninguna de las funciones que según cuentan ejecutaba.  Llevaba máscara y una bolsa o zurrón con chucherías para repartir a los niños y los encorría para pegarles con una especie de pelota que colgaba de un palo. No lo hemos conocido. Recuerdo que mi madre nos solía decir si nos ensuciábamos que nos poníamos como cipoteros. Ahora los cipoteros simplemente tiran el cohete y desfilan.


He leído que en Tajahuerce existe el Zurronero, personaje con máscara y zurrón que el jueves lardero se dedica a asustar a los niños. Muy similar a nuestro Cipotero.


He presenciado el desfile de este Domingo de Carnaval  y he observado varias actuaciones destacables: los dos grupos sudamericanos, los trajes de la Asociación de Mujeres del barrio de Lourdes, los gigantes de la comparsa Perrinche y a mi juicio sobre todos ellos la actuación de los Dantzaris Municipales parodiando un ballet. Graciosísimos.





En la actualidad en nuestra ciudad los carnavales se limitan al fin de semana. Antiguamente comenzaban el Juerves Lardero que era el anterior al miércoles de ceniza, seguían viernes, sábado, domingo, lunes y martes de carnaval, miércoles de ceniza y terminaban con el domingo de piñata, primero después del miércoles de ceniza. Los días más celebrados eran el domingo y martes de carnaval. Demasiado para el cuerpo.

El nombre de Carnestolendas creo que quiere decir quitadas las carnes y alude a la prohibición de comer carne durante la cuaresma. Eran otros tiempos.


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